domingo, 23 de diciembre de 2018

¿Qué significa para un animal no humano nacer en la industria de la explotación animal para fines alimenticios?




La industria de la explotación animal para fines alimenticios, es una industria millonaria y sumamente competitiva, que opera sobre la máxima de obtener la mayor ganancia económica, en el menor tiempo posible y al menor costo, razón por la cual, cualquier método que sirva para este propósito, resulta justificable. En este escenario, los miles de millones de animales que nacen, cada año a nivel global, para fines alimenticios, son sometidos a un dolor, angustia y sufrimiento terribles, incluso difíciles de imaginar por la mayoría de las personas que los consumen, lo cual no es casualidad. Esta industria ejerce su poder a distintos niveles, y por medio de la publicidad nos reafirma la idea de que consumir animales está bien, que es necesario y/o natural; nos transmite que sus productos unen a las familias,  y nos hace participar de la ilusión de que sus animales pastan libremente en extensos terrenos naturales, y que son tratados con respeto; e incluso podemos ver a caricaturas de animales, quienes felices nos invitan a que los comamos (nada más irreal).


 Imagen de publicidad de la industria láctea.

Dado que la mayoría de nosotros comenzó a consumir productos animales a temprana edad, no como consecuencia de una elección libre, sino que nos fue heredado (por tradición, costumbre, conveniencia, etc.) en base a la errada creencia de que necesitábamos estos productos para gozar de buena salud y al especismo imperante en la sociedad, nos acostumbramos a pensar que consumir animales era lo normal y/o natural, y adquirimos el gusto por su sabor; transformándolo en uno de los hábitos más arraigados y compartidos por la generalidad. Y aunque todos sabemos que los animales deben morir para obtener, por ejemplo, su “carne” (eufemismo utilizado para referirnos al cadáver del animal); no solemos detenernos a pensar o reflexionar sobre esta incómoda realidad, y preferimos pasarla por alto y pensar que la publicidad no se equivoca.

¿Pero qué es lo que  sucede en realidad?

Cada año se producen miles de millones de animales a nivel global para fines alimenticios (para hacerse una idea de la cantidad, se adjuntan las tablas de la FAO sobre el panorama mundial de la carne, productos lácteos y del pescado). Estos animales nacen, sea para convertirse en carne, razón por la cual su valor está determinado por su peso (mientras mayor sea su peso, mayor será la ganancia del explotador); o bien,  para ser esclavizados durante toda su vida, con el fin de obtener la mayor productividad (de huevos, leche, etc.). En esta industria los animales son verdaderas mercancías, y en ningún momento se considera su calidad de seres sintientes, sus intereses, su dolor, sufrimiento o sus necesidades más básicas de acuerdo a su naturaleza y especie. Incluso esta industria sabe que muchos animales no lograrán sobrevivir, y que morirán en sus instalaciones debido a las terribles condiciones que experimentan en los centros de explotación, pero estas” bajas” o  pérdidas”, ya han sido consideradas previamente, por lo que estos casos particulares no son relevantes, dado que  lo fundamental es la ganancia por el total.





Información de la FAO.

Como consecuencia de lo anterior, se suelen adoptar métodos de producción sumamente cruentos; prácticas que constituyen la regla general en esta industria, y que tienen lugar a cada segundo, minuto, hora, día y año, todos los años, en el mundo entero. La mayoría de los animales que consumimos pasan por estos procedimientos, de manera que en ningún caso se trata situaciones aisladas, sino de procedimientos estándar.

1.- Modificación genética:

Un procedimiento común a las diversas especies de animales destinadas al consumo humano, es su modificación genética. Solemos desconocer que la carne que consumimos proviene de animales bebés, cuyos cuerpos fueron modificados genéticamente para crecer al máximo tamaño en el menor tiempo posible, a fin de sacar el mayor provecho económico de sus cuerpos que, como dijimos, se valoran de acuerdo a su peso. A modo de  ejemplo, podemos señalar el caso de los pollos, los denominados pollos “broiler” que se crían por su carne, quienes en las explotaciones para engorde en confinamiento, son enviados al matadero ya a las siete semanas de vida, cuando normalmente podrían vivir hasta 10 años. ¿Pero por qué crecen tan rápido? Esto se debe a que son alimentados con fármacos acelerantes del crecimiento que los hace engordar a un ritmo equivalente a que un niño de dos años pesara 158 kg.
Debido a la modificación genética, los animales  sufren múltiples deformaciones estructurales, apenas pueden mantenerse en pie al tener que soportar tanto peso, sus piernas pueden incluso romperse, y su movilidad se reduce considerablemente, dado que sufren de dolores articulares crónicos. Por eso cuando uno de estos animales modificados genéticamente, es  rescatado y logra sobrevivir, es indispensable cuidar su alimentación y la mayoría de las veces deben ser atendidos por sus diversos problemas estructurales. Lo mismo ocurre con las aves seleccionadas genéticamente para que produzcan mayor cantidad de huevos (una gallina “ponedora” puede llegar a poner 300 huevos al año, cuando lo normal serían 30 huevos al año), las cuales suelen desarrollar retenciones de huevos, que sus cuerpos y sus órganos no logran soportar.

2.- Confinamiento:

Si hay una razón por la cual la industria de la explotación animal se esfuerza tanto por persuadirnos de que sus animales son felices y pastan libremente a través de la publicidad, es porque lo que tratan de esconder es realmente terrible. Los animales que nacen para fines alimenticios, en general, son confinados en instalaciones en las cuales apenas pueden moverse y desarrollar sus comportamientos más naturales y básicos.
Los pollos explotados, son recluidos en jaulas de batería, jaulas en las que jamás podrán extender sus alas, voltearse con libertad, reconocer a los demás individuos confinados, escarbar el suelo, pisar la hierba o construir un nido.  Los pollos que, naturalmente, son seres muy sociables que se relacionan entre sí por jerarquía, desarrollan en estos lugares comportamientos histéricos producto del confinamiento, y suscitan peleas entre ellos, en que se despluman o incurren en el canibalismo. Las jaulas no tienen siquiera una base sólida donde puedan pararse cómodamente, la base también es de reja para que sus heces caigan y así facilitar el retiro de las mismas por parte de los trabajadores; ello produce heridas y deformaciones en sus patas, las cuales se enganchan con la reja, y supone para ellas un verdadero martirio.


                                                           

En cuanto a los cerdos, la mayoría de ellos (más de 100 millones) pasan toda su vida en confinamiento intensivo y no ven el cielo hasta que son cargados en los camiones que los llevarán al matadero. Las cerdas son puestas en jaulas de maternidad en las cuales no tienen espacio siquiera para voltearse, razón por la cual muchas veces aplastan a sus hijos y no pueden hacer nada para evitarlo. 




Los terneros que son desechados de la industria láctea, y que son separados de sus madres a poco tiempo de haber nacido para evitar que beban la leche que por derecho les corresponde, y que es destinada al consumo humano, son encerrados en unas pequeñas casetas en las cuales son mantenidos anémicos a fin de conservar el color pálido de su carne, dado que estos bebés serán vendidos como carne de ternera.

Fotografías We Animals.

Las vacas que denominan “lecheras” viven esclavizadas toda su vida y son sometidas a sufrimientos terribles, toda vez que para producir la leche destinada al consumo humano, son inseminadas artificialmente en varias oportunidades, ello implica que tendrán un hijo, el cual les será arrebatado al poco tiempo de haber nacido, experiencia sumamente dolorosa para la madre y aterrorizante para el ternero. La madre demuestra frecuentemente sus sentimientos con llamadas y bramidos constantes durante días después de ser apartada de su cría.
Muchas vacas se crían en interiores. Algunas viven en establos individuales con el espacio justo para ponerse de pie o tumbarse. Su entorno está completamente controlado: se les alimenta con cantidades medidas de pienso, las temperaturas se ajustan para maximizar el rendimiento de leche y la iluminación es artificial. Algunos granjeros han comprobado que un ciclo de 16 horas de luz y sólo 8 horas de oscuridad proporciona un mayor rendimiento. La vaca ahora es una máquina de fabricar leche sometida a un control y un ajuste extremos. Después de que le retiran su primer ternero, comienza el ciclo de producción de la vaca. Se le ordeña dos veces al día, en ocasiones tres, durante diez meses. Después del tercer mes, será preñada de nuevo. Será ordeñada hasta unas seis o siete semanas antes del siguiente parto, y otra vez de nuevo tan pronto como se le priva del ternero. Normalmente, este ciclo intensivo de gestación e hiperlactación puede durar tan sólo unos cinco años, tras los cuales la vaca «gastada» se envía al matadero para convertirse en hamburguesa o comida para perros.
Todos estos animales viven hacinados encima de sus heces y orina, expuestos a desarrollar infecciones y diversas enfermedades, y cuando se enferman no reciben ningún tratamiento veterinario, por eso muchos de ellos mueren y sus cuerpos se descomponen en las instalaciones junto a los animales vivos. Y muchos de ellos también presentan heridas expuestas producto del roce con las jaulas, los golpes, etc.
En lo que respecta a los peces, que suelen ser los animales dotados de sensibilidad quizás más ignorados por los humanos, muchos de los cuales ni siquiera parecen comprender que también son animales; éstos sufren bastante en las denominadas piscifactorías, que son granjas intensivas de cría de peces (moluscos o crustáceos) para producir a gran escala. Son sumamente crueles, se aplican las mismas técnicas que en la ganadería industrial, las instalaciones pueden ser jaulas o vallas metálicas sumergidas en agua dulce (lagos y ríos) o en agua salada (mar adentro). En tierra firme pueden ubicarse en embalses artificiales o en depósitos de cemento construidos en campos. Así son criados cada año 120.000 millones de peces. Los peces que podemos encontrar en mercados y restaurantes suelen morir de formas muy crueles y las consecuencias para el medio ambiente son nefastas. Cada año, la industria pesquera mata a más individuos que toda la industria ganadera junta. A los peces capturados a través de los métodos de pesca industrial se les revientan sus órganos internos cuando son sacados del mar. Muchos mueren asfixiados y aplastados dentro de las gigantescas redes que los atrapan y amontonan.



3.- Mutilaciones sin anestesia:

Como dijimos al comienzo, esta industria pretende generar la mayor ganancia al menor costo, y debido a esa razón producen miles de millones de animales, que mantienen en condiciones terribles de hacinamiento en los cuales están impedidos de desarrollar sus comportamientos más naturales y básicos. Debido al hacinamiento, los animales desarrollan comportamientos “indeseados” para los explotadores, comportamientos histéricos, violentos, incurren en canibalismo, desarrollan movimientos estereotipados, estrés, etc., y para impedir que estas conductas puedan generar pérdidas que afecten su negocio, se suele incurrir en las siguientes prácticas cruentas:

  • -         Corte de pico en aves:

En la actualidad se utilizan unos mecanismos especiales tipo guillotina con cuchillas calientes. Se introduce el pico del pollito en el aparato, y la cuchilla caliente le corta el extremo del pico. El procedimiento se lleva a cabo a alta velocidad, unas 15 aves por minuto. Tal rapidez significa que la temperatura y el filo de la cuchilla pueden variar, resultando en cortes descuidados y lesiones graves para el ave. Una cuchilla excesivamente caliente causa ampollas en la boca. Una cuchilla roma o fría puede ocasionar el desarrollo de un bulto carnoso y bulboso en el extremo de la mandíbula. Tales bultos son muy sensibles. El profesor de zoología F. W.Rogers Brambell, señaló hace algunos años:
“Entre la sustancia córnea y el hueso hay una fina capa de un tejido blando extremadamente sensible, parecido a «la carne viva» de la uña humana. El cuchillo caliente utilizado en la amputación del pico atraviesa este compuesto de sustancia córnea, hueso y tejido sensible, causando un dolor intenso”.




  • -          Corte de rabo y descolmillado:

Cortar el rabo se ha convertido en una práctica común para evitar que los cerdos se lo muerdan cuando están recluidos. Cortan los rabos con alicates de corte lateral u otro instrumento romo, esto porque la acción aplastadora ayuda a frenar la hemorragia. La mentalidad del productor de cerdos se resume en las siguientes palabras de uno de ellos: “¡Lo odian! ¡Los cerdos simplemente lo odian! Y supongo que probablemente podríamos pasar sin cortarles el rabo si les diéramos más espacio, porque no se vuelven tan locos ni tan malos cuando disponen de él. Con espacio suficiente, son unos animales bastante agradables. Pero no nos podemos permitir ese lujo. Estos edificios cuestan un montón''.

El descolmillado se practica en cerdos recién nacidos, después de que se hayan amamantado del primer calostro. Tras ese momento, normalmente tras las 6 horas de nacer, se procede a cortar sus dientes con una herramienta llamada cortacolmillos que tiene aspecto de alicates. Sin anestesia.



Fotografías Igualdad Animal.

  • -          Castración:

Se practica la castración porque se piensa que los bueyes engordan más que los toros —aunque, de hecho, parece ser que lo que hacen es sólo aumentar la grasa— y por miedo a que las hormonas masculinas les hagan desarrollar manchas en la carne. También resulta más fácil manejar a los animales castrados. La mayoría de los granjeros admite que la operación provoca un shock al animal y que es dolorosa. Los anestésicos no se suelen usar. El procedimiento que se sigue es el de sostener fuertemente al animal y rajarle el escroto con un cuchillo, dejándole los testículos al aire. Entonces se agarra cada testículo y se tira de él, rompiendo el cordón que lo sujeta; cuando los animales no son tan jóvenes, puede ser necesario cortar el cordón. Esto se realiza con los machos de diversas especies.





  • -          Marcar a los animales con un hierro candente:

Un método muy difundido es marcar a los animales con un hierro candente como protección frente a las pérdidas de animales y a los ladrones de ganado (que todavía existen en algunos lugares), y también para facilitar el conteo. Aunque las pieles del ganado son más gruesas que las de los humanos, no lo son tanto como para proteger a los animales del dolor que les produce el hierro al rojo vivo cuando se les aplica directamente —habiendo sido esquilados antes— y se mantiene encima durante cinco segundos. Para que esta operación sea posible, se tira al animal al suelo y se le sujeta con fuerza. Como alternativa, se le puede meter en un aparato llamado «squeeze chute» (pasillo del apretón), que consiste en una jaula ajustable donde queda perfectamente encajado. Incluso así, el animal suele saltar cuando se le aplica el hierro.


  • -         Corte de cuernos:

Se les quitan los cuernos porque con ellos ocupan más espacio en el establo o al transportarlos y pueden herirse unos a otros cuando se les embala apretadamente. Los cuerpos magullados y los cueros estropeados salen caros, pero los cuernos no se componen solamente de hueso insensible. Cuando se quitan los cuernos se cortan también arterias y otros tejidos, lo que hace correr la sangre, especialmente si el corte no se hace al poco tiempo de nacer el ternero.

Fotografía PETA.


  • -       Asesinato de pollitos machos en la industria del huevo:

En la industria del huevo los polluelos recién incubados son divididos en machos y hembras por un «sexador de pollos». Puesto que los machos no tienen valor comercial, se descartan. Algunas compañías gasean a los pequeños polluelos, pero es más frecuente que se les arroje vivos a un saco de plástico donde acaban asfixiados por el peso de los otros polluelos que caen encima de ellos. Otros son molidos, aún vivos, para ser convertidos en pienso para sus hermanos. Es imposible saber qué cantidad de aves sufre uno u otro destino concreto, ya que no se hacen estadísticas: para los criadores, la muerte de estos polluelos machos es como para nosotros sacar la basura.

4.- Transporte al matadero:

Es frecuente que los animales pasen 48 o incluso 72 horas dentro de un camión, sin ser descargado. No todos los transportistas dejan al ganado tanto tiempo sin descanso, alimento o agua, pero algunos están más interesados en concluir pronto su trabajo que en entregar su cargamento en buenas condiciones.
Es fácil que los animales que entran por primera en su vida en un camión se sientan aterrados, sobre todo si los hombres que cargan el camión les dan un trato apresurado y violento. El movimiento del vehículo es también una experiencia nueva que puede ponerles enfermos. Después de uno o dos días en el camión, sin alimento ni agua, los animales están desesperadamente sedientos y hambrientos Si viajan durante el invierno, los vientos bajo cero pueden provocarles fuertes enfriamientos; en verano, el calor y el sol pueden contribuir a la deshidratación causada por la falta de agua. Resulta difícil imaginar lo que pueden sufrir los animales con esta combinación de miedo, mareo, sed, hambre, agotamiento y, posiblemente, graves enfriamientos. Muchos de ellos morirán en el camino debido a estas terribles condiciones.
 

Fotografías Camilo Cuevas.

5.- Matadero: 

En esta etapa, se producen los actos más terribles e inhumanos que pueden existir, se puede resumir en una frase señalada por Joby Warrik, a propósito de su artículo publicado en el Washington Post en el año 2001: “Mueren pieza a pieza”. Porque aunque se supone que los animales deben llegar ya muertos a la sala de despiece, con mucha frecuencia no era así. Ramón Moreno, un trabajador de matadero que había pasado 20 años cortando los cadáveres de reses que llegaban a un ritmo de 309 por hora, describió así el proceso: “parpadean, emiten sonidos, mueven la cabeza con los ojos muy abiertos y mirando alrededor”. Aun así, Moreno cortaba. Afirmaba que en un mal día, docenas de animales llegaban a su puesto vivos y conscientes. Algunos sobrevivían hasta llegar al cortador de colas, al destripador, al despellejador… “Mueren pieza a pieza”, dijo Moreno. Esto ocurre con las diversas especies de animales de granja, con los pollos, cerdos, vacunos, pavos, etc.
Hay registros de animales que llegaban vivos al momento de ser sumergidos en agua hirviendo para proceder a su desplume o sacar sus pelos, de manera que ya podemos hacernos una idea de lo que sucede en estos lugares terribles. La presión por la eficiencia en el asesinato de los animales, las extenuantes jornadas en que los trabajadores se encuentran en fábricas atestadas con suelos cubiertos de sangre y grasa, genera que los procedimientos sean descuidados y no cumplan su objetivo en cada etapa; lo cual pasa a diario con millones de animales.



Conclusión:
Como hemos podido observar en base a la información antes señalada, los animales destinados a la alimentación son seres sensibles que, debido a nuestra responsabilidad y a nuestros gustos y hábitos alimenticios, vienen a este mundo solo a sufrir; experimentan dolor físico por todos los malos tratos, golpes, mutilaciones a los que son sometidos sin  anestesia, y también experimentan dolor psicológico, debido al miedo, al estrés constante, al hacinamiento, a la imposibilidad de poder desarrollar sus comportamientos más básicos y naturales, de acuerdo a su especie. Las preguntas que surgen a raíz de lo anterior son muchas ¿Merecen los animales que los usemos y tratemos de esta manera? ¿Es necesario que consumamos animales? ¿Nuestro gusto culinario por los productos animales justifica que hagamos de sus vidas un infierno? ¿Cómo nos sentiríamos nosotros en su lugar? 

La invitación es a actuar en consecuencia con nuestros valores, porque al margen de lo que estas nefastas ideologías como el carnismo y el especismo imperantes nos hagan creer con todo su poder y dinero, los medios racionales de información ya nos han dado una respuesta, que se resume de la siguiente forma:

  • Los animales sienten igual que nosotros (hecho incuestionable demostrado por la ciencia en la Declaración de Cambridge sobre la Conciencia Animal que se realizó con fecha 7 de julio del año 2012).
  • No necesitamos animales para tener una buena salud (Según la ADA en su opinión publicada en 2009, las dietas vegetarianas bien planificadas son apropiadas para todas las etapas del ciclo vital, incluyendo el embarazo, la lactancia, la infancia, la niñez y la adolescencia, así como para deportistas. Muchas otras organizaciones de Nutrición respaldan la alimentación vegetariana estricta: el Departamento de Agricultura de los EEUU (USDA), la Asociación de Dietistas de Canadá, la Asociación Dietética de Nueva Zelanda, la Fundación Mundial para la Investigación del Cáncer, el Instituto Americano para la Investigación del Cáncer, la Academia Americana de Pediatría, la Federación Española de Dietistas-Nutricionistas (antes Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas), el Comité de Médicos por una Medicina Responsable (PCRM), la Organización Mundial de la Salud (OMS), El Ministerio de Salud de Chile (MINSAL), etc.
  • Existen sustitutos y alternativas vegetales para todos los alimentos de origen animal, por lo que dejar estos productos no implica que tendremos que dejar nuestros platos habituales.
- Sustitutos de la carne: http://www.igualdadanimal.org/cocina/sustituir-la-carne
- Quesos vegetales: https://biotrendies.com/el-queso-vegetal-una-alternativa-saludable-no-solo-para-veganos.html
- Embutidos vegetales: https://www.esalud.com/fiambres-embutidos-vegetales/ ).




Fuentes:

  • -          Singer, Peter, Liberación Animal, Editorial Trotta, S.A., año1999.
  • -          Joy, Melanie, Por qué amamos a los perros, nos comemos a los cerdos y nos vestimos con   las vacas, tercera edición, año 2015.
  • -          http://www.igualdadanimal.org/
  • -      http://www.fao.org/home/es/
Fotografías: 

  • We Animals
  • Igualdad Animal
  • Camilo Cuevas
  • PETA

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